Cuando, en el lejano junio, compré los billetes de avión a Tailandia creo que no era consciente del cansancio que iba a suponer esa combinación de vuelos.
Madrid – Dubai. Salida 22:10. Llegada 7:15. Duración de vuelo 7 horas y 5 minutos.
Dubai – Bangkok. Salida 22:35. Llegada 8:00. Duración de vuelo. 6 horas y 25 minutos.
Entre medias, nada más y nada menos que 15 horas y 20 minutos para una visión express de la ciudad. Como no iba a tener mucho tiempo ya tenía en mente como quería organizarme el día. Así que, después de una emotiva despedida con mi familia en el aeropuerto…. Comenzamos!

Billete de Madrid a Bangkok!
Viendo los horarios de los vuelos uno puede pensar “bueno, tienes bastante tiempo para dormir”. Error. Si quieres cenar en el avión, no tienes tanto… Entre que despegamos, empiezan a repartir la cena y luego recogen tu bandeja, ya se van dos horas tranquilamente. Restas el tiempo de aterrizaje en el que te avisan de que ya estamos llegando, cinturones, apagar dispositivos electrónicos y blablabla. Y si añades que los asientos de un avión en clase turista no son especialmente cómodos… antes de que el tren de aterrizaje haya tocado el suelo, ya estas bostezando. Por suerte, la adrenalina que me produce estar fuera de mi zona de confort vence con creces al cansancio y, justo después de pasar el control de pasaportes, mi mente olvida por completo que he dormido apenas dos horas.
Umm Suqeim Beach y Burj Al Arab.
La primera parada de este largo día empieza con un momento de relax: un bañito en las calientes aguas del Golfo Pérsico, para luego secarse al sol mientras das un paseo por la orilla del mar.
Para llegar allí hay varias opciones. Yo elegí la más barata posible (o eso creo) tomar la línea roja del moderno metro de Dubai, que tiene una parada en el aeropuerto, hasta la estación Nakheel. Una vez allí, tras pasar por una pasarela que cruza una enorme autopista, cogí un autobús rebosante de gente. El autobús tenía tres puertas y yo intenté entrar por la del conductor para explicarle a donde iba pero allí no cabía ni un alfiler, y me hizo señas para que subiese por la de atrás. No sabía cómo había que pagar y sigo sin tenerlo muy claro aun, pero la gente pasaba una tarjeta magnética. Tarjeta que obviamente yo no tenía. Pero es que además muchos no la pasaban al subirse sino al bajarse y otros la pasaban y luego se quedaban allí. No lo sé, pero apretujado como estaba contra una de las puertas, tampoco quise comerme la cabeza, cuando viese el Burj Al Arab me bajaría y si alguien me decía algo ya le explicaría que no es que no quisiese pagar, es que no tenía ni idea de cómo hacerlo.
Cuando el autobús se descongestionó un poco, un chico con rasgos asiáticos y que se había percatado de que estaba más perdido que un burro en un garaje me preguntó amablemente “Can I help you?”. Me dijo las paradas que me quedaban para llegar y que se paga antes de subir, en unas máquinas que hay en las marquesinas (o eso fue lo que yo entendí) pero luego yo no vi ninguna máquina donde me bajé. En fin, misterios aparte, ya había conseguido llegar a mi primer destino.

Playa de Umm Suqeim beach – Vistas del Burj Al Arab.
El calor era pegajoso, tenía que tener mucho cuidado de que mi cámara no tocara ni un grano de arena y tampoco podía ponerme a nadar como un loco porque mi mochila con el dinero, las tarjetas y mi pasaporte estaban en la orilla. Pero tumbado en una toalla sobre esa arena tan blanquita mientras me secaba al sol y admiraba el hotel más lujoso del mundo, sentí que el inició de este viaje no podía haber sido mejor.
Burj Khalifa.
Después de un buen rato de relax emprendí el camino hasta el siguiente punto. Esta vez no me complique tanto, cogí un taxi para que me llevara a la boca de metro más cercana. 12 dirhams, unos 2,5 euros. Asumible.
El siguiente punto del día era el famoso Burj Khalifa. Sus 828 metros, además de convertirlo en el edificio más alto jamás construido no deja indiferente a los que lo visitan. Y es que es tan alto que, si estas relativamente cerca, tienes que forzar al máximo el cuello para ver el final.

El más alto del mundo: El Burj Khalifa
Esto es lo que más ganas tenía de ver en Dubai y en lo que más dinero me gasté. La entrada para subir al mirador la tenía comprada desde hacía un par de semanas, porque una vez allí es mucho más cara (si es que quedan). Aun así me costó 130 dirhams, casi los 30 €. Pero no me podía ir sin subir.
Se accede desde el interior del Dubai Mall, te hacen pasar por un detector de metales y tus cosas las miran a través un escáner (¡dónde me dejé la tapa del objetivo de la cámara! Aun que luego la pude recuperar). Tras un breve paseo, por el que enormes paneles te explican cosas acerca del edificio y su construcción, se llega a sus ascensores. Los ascensores es lo que me tenía más expectante. Y es que sube los 442 metros que lo separan del mirado en 60 segundos. Pero no es eso lo más sorprendente, ¡es que además parece que ni se mueve! Bajan la luz, se oye un sonido relajante y solo te das cuenta de que estás subiendo a toda velocidad por dos razones: porque lo pone en el marcador que indica la planta y porque se te taponan los oídos.
Una vez arriba, desde un enorme mirador puedes ver la ciudad desde cualquiera de sus 360 grados a una altura privilegiada. Las vistas no las definiría como espectaculares, maravillosas o preciosas. Dubai es lo que es, un desierto con muchos rascacielos. Y, obviamente, es lo que se ve desde allí arriba. Edificios muy altos separados por superficies de arena. Es impresionante lo que se ha conseguido en ese lugar, pero por mucho dinero que se gasten hay algo que nunca podrán construir: la belleza. Pueden sorprender al viajero, pero no creo que hayan conseguido que ha muchos se les salten las lágrimas.

Dubai Mall y fuente de Dubai a vista de pájaro.

Vista desde el mirador del Burj Khalifa.
Dubai Mall y espectáculo de agua en la Dubai Fountain.
Después de volver a bajar a una velocidad de vértigo voy en busca de algún sitio donde comer. Estando en el centro comercial más grande del mundo la oferta gastronómica es muy variada, pero como no quiero gastarme mucho dinero opto por comida rápida, barata y bastante fácil de encontrar, ya que tiene su propia sección dentro del centro comercial. Después de dar varias vueltas por distintos restaurantes indios, turcos y chinos que no me convencen mucho, me decanto por lo más sencillo: McDonald’s.
Después de una comida barata y bastante agradable gracias a un matrimonio de keniatas que se sentaron en la mesa de al lado y me preguntaron algunas cosas sobre mi cámara y luego, ya con más confianza, sobre mi vida, fui a pasear por el centro comercial. (Sé que el término correcto es kenianos, pero keniatas me gusta más).
Tiendas, tiendas, tiendas. Tiendas hasta aburrirse de todo lo que te puedas imaginar. Paneles con mapas con el típico “usted está aquí” para que no te desorientes. Aparte de tiendas de todo tipo, restaurantes, una pista de hielo, una enorme cascada (¿?) tiene algo que a mí me encantó. ¡Un acuario! También, cómo no, con su propio record, el del mayor panel acrílico en una sola pieza del mundo. Me pareció precioso. Se puede pasar por un túnel interior pero hay que pagar y desde fuera también se puede disfrutar. Además se puede uno meter dentro tanto haciendo snorkel en una jaula hasta con botella de buceo, pero los precios eran prohibitivos para mi bolsillo, además, que dentro de poco voy a bucear en Tailandia y prefiero ver a los animales donde tienen que estar: en su hábitat.

Después de un largo paseo, con algunos descansos intermedios en los sillones que hay por ahí, llegaron las 18:00 de la tarde. Hora de disfrutar del espectáculo de agua más grande del mundo. A esa hora y, al menos, en esta época del año, estaba atardeciendo. Comienza la música y no tardan en empezar a bailar los enormes chorros de agua, que llegan hasta una altura más que considerable. El agua siempre me relaja y eso, unido a la música y a los últimos rayos del sol, hace un final de día fantástico.

Cuando el espectáculo termina, salgo pitando para el aeropuerto. Un rato más apretujado en el metro. Escáner y arco detector de metales. Un sello más en el pasaporte y antes de darme cuenta, ya estoy en mi asiento, al lado de la ventanilla, corriendo por la pista de despegue, montado en el avión más grande del mundo, el A380. Enseguida la fuerza de sustentación de las alas vence al peso del avión y yo me despido de Dubai.
Qué primer día más emocionante! Espero con ansias tu próxima entrada, primo =]
Sip, fue un buen día. En cuanto pueda os cuento más 😉
Un beso!
Qué bien explicadito 😉 parece que haya estado allí contigo. Sigue disfrutando y, como Silvia, deseando seguir leyéndote!
Ojalá hubieses estado allí conmigo ;). Gracias =)
Un beso!
Felipe!! Soy Isaac!!Te seguiré el blog tío. Pásalo muy bien y disfruta, puta envidia que me da jajajaja. Seguro que sale todo de lujo. Un abrazo!
Gracias Isaac!! Un abrazo!!
¡¡Completamente de acuerdo con Silvi y con Lu!! 😀 ¡Qué vértigo he vuelto a sentir mientras leía lo del Burj Khalifa! Jajaja, así que sí, Pip, aquí estamos, esperando con muchísimas ganas tus próximas aventuras (en especial, el post en el que nos cuentes con pelos y señales tus correrías submarinas con El Brujo por Koh Tao… ya sabes 😉 ) ¡Qué poco queda! 😀 ¡Disfruta un montón, jirafín! <3
Muuuchas gracias!! En cuanto tenga un huequito escribo la próxima :). Aun que a ti te mantendré informada a tiempo real por whatsapp de cada una de las inmersiones. Un besito, merito 😀
Tienes razón ,bonito no es pero tiene que ser una experiencia estupenda.Sigue disfrutando y escribiendo así de bien
Si, me ha gustado mucho pasar por Dubai, aun que no me parece una ciudad para quedarse mucho tiempo… Como Bangkok, por ejemplo 🙂
Un beso!!
Uy k emocionante!! Me encanta este invento del blog!!! Haz muúchas inmersiones y vive todo con tanta ilusion hijo. Bucea donde haya pececitos pero no mas grandes que tu!! Esperando con ansia el proximo capitulo!!. .te quiero tantisiiiimo ?
Gracias 🙂
He visto peces bastante grandes, pero todavia ninguno más grande que yo… pero bueno estoy en ello jajajaja
Un besazo. Tqm.
Fantástico Felipe y la narrativa tan amena y elocuente que me has hecho transportarme allí.
Continuo contigo
Muchas gracias!
Felipe! Qué agradable es poder leerte desde tan lejos. Poder sentir tus experiencias casi casi en primera persona mientras nosotros seguimos con nuestras monótonas vidas jejeje Me alegro de que estés viviendo lo que hacía tanto tiempo deseabas, aunque echo de menos más entradas para poder vivir tu día a día y ver un mundo que nos parece tan lejano. Un beso de Antonio, Susana, Lidia y Raquel.
Muchísimas gracias. Sí, la verdad que debería ir actualizándolo ya! Voy a estarme los dos próximos días en Bangkok ordenando fotos e intentaré subir algunas entradas.
Me alegro que os gusten.
Un beso!!
Hola sobrinito, me alegro un montón que estés disfrutando tanto , aprovecha todos los momentos. Un beso enorme de la abuela de Sergio y mio. Te queremos campeón.
Muchas gracias tía! Ya si que si, en breve voy a publicar unos cuantos post seguidos para contaros todo lo que he hecho (Ya tengo unos cuantos medio terminados).
Muchos besos!
Estamos deseando que nos cuentes más cosas interesantes. Me imagino que se te pasarán los días volando con tantos sitios para ver. Que tal con el idioma ,te defiendes bien?? Estoy segura de que no tienes ningún problema.
Un beso muy grande guapo.
Muchas gracias 🙂
Ya lo se… tengo tantas cosas que contar que no se ni por donde empezar! Pero ya mañana publico algo! Todo genial, echo de menos más nivel de inglés pero bueno, me apaño bien.
Un besazo!