Era mi último día en Pai, ya que si quería estar el sábado en Chiang Rai (y lo quería mucho) no me quedaba más remedio que despedirme de Pai a la mañana siguiente.
Hasta ese momento, llevaba unos cuantos días viajando muy bien acompañado. Xavi, Jordi, Analucía, Thais… Y otros viajeros con los que compartí fugaces y maravillosos momentos. Sin embargo, no era consciente de lo bien que me iba a sentar esa tarde conmigo mismo.
Estaba encabezonado con alquilar una moto, y es que no quería irme de allí sin haber dado una vuelta por los alrededores. Las motos están muy solicitadas y las 12:00 es muy tarde para encontrar una fácilmente. Aun así, solo tuve que preguntar en tres o cuatro sitios antes de encontrar la mía por 200 bahts (ya solo les quedaba esa, las más baratas cuestan 100 bahts).
No es raro ver por la zona gente con todo tipo de heridas, quemaduras y magulladuras causadas por accidentes de moto. Puede alquilarlas cualquier persona, independientemente de si ha conducido una moto en algún momento de su vida. Las carreteras, a pesar de que no son carreteras europeas, no están muy mal y no hay mucho tráfico. Es importante recordar que en Tailandia se conduce por la izquierda, como en Reino Unido. En mi opinión, si vas con precaución y no es la primera vez que montas en moto, no debería haber ningún problema.
Esta fue mi primera experiencia en moto por Tailandia y me gustó tanto que después repetiría en otras ciudades. Es algo más caro que el transporte público y tiene una componente de riesgo mayor, pero la libertad de pararte donde te apetezca y no tener limitaciones de horarios es impagable.
Memoricé el mapa que me había dado la mujer de la tienda de alquiler, me puse el casco (aun que puedas ir sin él, la seguridad es importante), arranqué y me dirigí hacia mi primer punto del recorrido.
- El Gran Buda.
Desde el medio de una montaña, observa el valle un enorme buda blanco que impresiona más desde lejos por el contraste de su color inmaculado respecto al verde que colorea el resto del paisaje, que de cerca. Para llegar hasta allí hay que subir una buena escalinata que está a medio construir. Mientras subes puedes ver a los albañiles trabajando. Creo que eso influyó en que me diera la sensación de que el buda es blanco porque aun solo tiene una capa de yeso y no les ha dado tiempo a pintarlo. Como si los responsables hubiesen pensado en hacer algún “punto de interés” que salga en las guías de viajes.
Las vistas sí que son más interesantes de lo que lo es el buda. Desde allí puedes contemplar el resto del valle donde se asienta Pai. Tiene que tener un bonito atardecer, pero no me quede para comprobarlo.
- El Cañón.
Otros de los lugares a visitar en Pai es este escarpado cañón, en el que debes tener cuidado, sobre todo si vas con chanclas, ya que las medidas de seguridad (vallas al menos) son inexistentes y no debe ser muy difícil irte ladera abajo.
Me pareció un lugar curioso por ser un terreno diferente entre tanta vegetación. Aparte de eso, nada destacable.
- Puente Conmemorativo (memorial bridge)
“A los extranjeros les parecerá anticuado, pero para los miles de viajeros tailandeses que se detienen aquí en la temporada turística es una de las fotografías cruciales de la ruta de las 762 curvas que llevan a Pai. A 9 km de Pai, este puente fue construido por soldados japoneses durante la Segunda Guerra Mundial”
Esta es la poco atractiva definición que da la Lonely Planet de Tailandia acerca de este lugar. Sin embargo, a mi fue el que más me gusto.
Y es que, mientras miraba ese fantástico atardecer desde el puente que cruza el río llegó el momento. Los últimos días ya había estado intuyendo que ese momento estaba cerca. Sobre todo en esas noches de hamaca en el porche, mirando las estrellas y escuchando el silencio. Pero fue justo ahí, sobre ese puente, en ese atardecer de ese pequeño pueblo enclavado entre montañas cuando mi mente llegó a Tailandia. Y mi cuerpo la dio la bienvenida con una sonrisa de oreja a oreja y alguna lagrimilla de emoción. Volvíamos a estar los dos juntos. Se volvían a alinear las dos partes. Se activaba el “modo viaje”. Se reducía la resistencia. Como en un coche cuando entra su última marcha. Como un avión cuando alcanza su altura de vuelo.
Y desde esa altura… todo se ve mucho mejor y ya solo queda seguir volando.
Buff! Me alegro que tu mente ya este alineada con tu cuerpo cariño. A tardao eh! Yo creo k ella fue andando desde aqui!! ? ??
Jajaj puede ser!
Este post es de Tailandia, a los 20 días de empezar el viaje, lo escribí hace ya tiempo, solo me faltaba buscar las fotos. Voy muy atrasado con el blog y además no los estoy subiendo en orden cronologico. Puede que pronto haya alguno de Camboya 😉